La diferencia entre ansiedad y anticipación
Anticipar forma parte de lo humano. La ansiedad surge cuando esa anticipación se vuelve excesiva, defensiva, y deja de ayudar. Una mirada para diferenciar, aflojar y empezar a escuchar qué está en juego.
ANXIETY
Ariana Calvo
12/27/20252 min leer
Esto lo veo mucho en el consultorio.
Personas que llegan diciendo “soy ansiosa” como si fuera una identidad, una forma de ser, algo fijo. Y cuando empezamos a hablar un poco más, aparece otra cosa: una mente que se adelanta, que imagina, que intenta prepararse. Una mente que anticipa.
Y ahí suele aparecer la pregunta —a veces explícita, a veces no—:
¿anticipar es lo mismo que tener ansiedad?
No exactamente.
Anticipar: algo profundamente humano
Anticipar es una función psíquica.
Imaginar lo que puede venir, pensar escenarios, adelantarse un poco al futuro.
Anticipamos cuando esperamos una conversación importante.
Cuando imaginamos cómo va a salir algo.
Cuando pensamos en alguien que queremos.
Cuando armamos planes, cuando soñamos, cuando también tenemos miedo.
Anticipar no es patológico.
Es humano.
De hecho, anticipar nos permite cuidarnos, organizarnos, desear. Nos permite no vivir solo reaccionando a lo que pasa, sino también pensando lo que podría pasar.
El problema no es anticipar.
El problema aparece cuando no podemos salir de ahí.
Cuando la anticipación pierde límite
Muchas veces, la ansiedad aparece cuando la anticipación se desborda.
Cuando el futuro invade el presente.
Cuando la mente se llena de escenarios posibles y ninguno trae calma.
Ahí la anticipación pierde límite.
Ya no prepara: desgasta.
Ya no cuida: agota.
Y lo que aparece no es solo inquietud mental, sino una ansiedad que se juega fuerte en los vínculos.
La ansiedad como algo mental y vincular
La ansiedad no es solo pensar demasiado.
Muchas veces tiene que ver con el otro.
Con el miedo a perder, a fallar, a no estar a la altura.
Con sostener expectativas —propias o ajenas— demasiado altas.
Con intentar controlar lo que, en el fondo, no es controlable.
En ese sentido, la ansiedad puede pensarse como un exceso, una defensa y también una señal.
Exceso, porque la mente no descansa.
Defensa, porque anticipar todo da una ilusión de control.
Señal, porque algo está pidiendo atención.
No aparece porque sí.
Aparece en un entramado de historia, vínculos, exigencias internas.
No se trata de dejar de anticipar
No se trata de dejar de anticipar.
Ni de “vivir el presente” como consigna vacía.
Ni de apagar la mente o pensar positivo.
Tal vez se trate de algo más sutil: notar cuándo la anticipación empieza a ocupar demasiado espacio. Cuándo deja de ser una herramienta y se vuelve un peso.
Y poder preguntarse, sin exigencia:
¿qué estoy intentando cuidar anticipando tanto?
¿qué miedo aparece si no lo hago?
La ansiedad no se resuelve entendiendo todo.
Pero a veces, empezar a diferenciarla de la anticipación ya abre un poco de aire.
Porque no es lo mismo imaginar lo que puede venir
que vivir atrapada en eso.
Y tal vez no se trate de eliminar la ansiedad,
sino de escuchar qué está señalando
cuando el futuro se vuelve demasiado presente.
Sin apuro.
Sin cerrar del todo.
Haciendo lugar a la pregunta.


PSICÓLOGA PSICOANALISTA EN COSTA RICA
¿Tienes preguntas?
Si tienes alguna pregunta sobre la terapia, no dudes en ponerte en contacto conmigo.


